EL ESPACIO DEL CORAZÓN
Que eternidad de fuego
en el corazón de mi cuerpo.
Federico García Lorca.
My heart shall throb with the world-beats of Thy love.
Mi corazón palpitará con los latidos-universales de Tu Amor.
Sri Aurobindo.
En el centro de nuestro ser existe una habitación que invita a la oración sosegada y silenciosa ( Mateo 6, 6 ), una sala amplia, dispuesta y preparada para celebrar la Pascua (Marcos 14, 14 ), una cámara nupcial donde se consuma la boda de Caná entre el Esposo y la Novia ( Juan 2, 2 ). También es albergue que acoge el nacimiento del Niño Dios (Lucas 2, 7 ). En los textos sagrados de las upanishads védicas a este sancta sanctorum se le denomina hridaya akâsha: el “espacio del corazón”. Este espacio trasciende cualquier coordenada geográfica, más allá de todos los paralelos y meridianos humanos, pues no se encuentra aquí ni allí sino que extiende su glorioso reino por todas partes, invisible a los ojos del mundo. Paradójicamente, este “no-lugar” se abre de manera nítida y precisa en el centro de nuestro corazón, pero al igual que le aconteció a Jacob de camino a Jarán, dormimos y soñamos profúndamente sin percatarnos de que nuestros latidos, tan ignorados por cotidianos, son la invocación perenne de este akâsha que nos sostiene y crea en permanencia, pues sarvasya câham hridi sannivisto : “Yo me encuentro en el corazón de todos los seres” (Bhagavad Gita, 15.15 ). Sólo al rayar el alba, en el solsticio de nuestra consciencia, despertaremos y exclamaremos llenos de asombro: “¡Así pues, está Dios en este lugar y yo no lo sabía!… ¡Esto no es otra cosa sino la casa de Dios y la puerta del cielo!” (Génesis 28, 16-17).
Y esta habitación secreta, tan recogida e íntima, se encuentra alumbrada por un fuego suave: zarza ardiente que no se consume (Exodo 3, 2 ), quemante sensación de Dios, Llama de Amor Viva que nos acompaña desde siempre y por siempre en nuestro caminar diario extendiendo sus lenguas de aguamarina vibrante por todos los rincones de nuestro cuerpo, haciendo arder la sangre con el fulgor de su Alegría…
Y esta Sonrisa que nos habita, Emmanuel de Amor y Gozo, es Vida y Eucaristía y Resurrección. Ábrete y disponte para acoger este torrente de Luz tabórica que brota de tu seno y queda así transfigurado en su bendita Presencia hasta en la más recóndita de tus células. Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (Gálatas 2, 20).
“Ven, Jesús”, te llamo con la consciencia de que ya estás aquí, que nunca te has marchado, pero debo invocarte para hacerte real, para preparar tu nacimiento definitivo aquí y ahora, en mi cuerpo, en mi vida y en mi mundo. Y arropado por esta calma que produce el saborear léntamente tu nombre, descubro que no soy yo el que hoy te nombro sino que eres tú el que me atraías hacia tu centro desde siempre. (Apocalipsis 3, 20).
Toda aquella inmensidad y transparencia amorosa que experimentó Juán al atravesar el umbral del corazón de Jesús en aquel abrazo absoluto a orillas del Mar de Galilea y en el Gólgotha, aguarda desbordarse por los desfiladeros de nuestra alma y anegar en su azur esplendente las palabras, los pensamientos y los gestos, como el trino de oro anhela alzarse y fundirse en el viento desde la levísima garganta de los ruiseñores.
La Natividad no es más que un dejarse ahondar y morir en este abismo de inefable ternura que pronuncia nuestras vidas como si las besara, desde la eternidad.
Così tra questa
immensità s’annega il pensier mio:
e il naufragar m’è dolce in questo mare.
G. Leopardi.
Marcos,no hay palabras para lo que escribes pero ahí está.Te quiero.
Me has llegado al corazón, Mario. Que forma tan bonita de describirlo !!!!!. Un abrazo.
¡Impresionante Marco!! Es regalo leer todo lo que escribes…
Gracias.
¡Un abrazo!
Pronunciar el nombre de Jesús como en un susurro, saboreándolo con todo el ser, uniéndolo a nuestra respiración sosegada (Cantar de los Cantares 1, 3), manteniendo en nuestro corazón esa “advertencia amorosa” de Juan de la Cruz (Lucas 12, 40). Estad atentos…
Gracias a vosotras.
Que bonito Marco! Gracias por tus crónicas.Un abrazo.
Muchas GRACIAS Marco, por esta visión de ese lugar tan sagrado, ese SAGRARIO humano, un beso
Precioso Marcos, que seamos conscientes de la Presencia en nuestro interior de ese lugar sagrado donde mora el Niño Dios. Un abrazo
Gracias Marcos, que profundas palabras que conmueven al alma…
Gracias Marco , maravillosas palabras.
De nuevo gracias, se me han olvidado las palabras y solo queda el sentimiento.
Luz tabórica, no entiendo esto
Gracias Marcos., Preciosa y maravillosa forma de expresar lo mismo…el sagrario el latido del corazon lo que nos mantiene con vida.
te he sentido, tus palabras han llegado a mi corazón lleno de amor y gozo, gracias por lo que haces sentir…
” Ven Jesus”….. y Jesus viene pues El esta ya en nosotos
Gracias, siempre gracias por tus escritos pero este sabia que era especial, gracias Marco y besos y abrazos
Por favor, ¿pueden darme alguna noticia sobre Marco Giovannucci? Estoy muy preocupada por él y no sé a quién acudir. Gracias